El pollo lo cortamos también en trozos medianos (tiras de unos 3 dedos de largo y y 1 de ancho, como lágrimas).
Los bañamos en el huevo batido y lo pasamos por pan rallado, a continuación lo freímos en aceite caliente.
Una vez fritos lo escurrimos en papel absorbente y los dejamos enfriar.
La lechuga se lava bien y se corta en trocitos pequeños. La ponemos en una fuente y sabre ella agregamos el pan frito, el pollo y unos trocitos de queso parmesano.
Añadimos la salsa César y mezclamos todo bien.