Coloca la leche condensada, el aguardiente y la gaseosa de naranja en la nevera durante al menos 2 horas antes de preparar la bebida.
En una jarra grande o ponchera, vierte la leche condensada y el aguardiente. Mezcla suavemente con una cuchara de madera hasta que se integren.
Añádela poco a poco, removiendo con movimientos envolventes para conservar el gas y evitar que la mezcla pierda su efervescencia.
Para una versión más cremosa, puedes licuar la mezcla a velocidad baja durante unos segundos antes de servir.
Llena copas o vasos altos con hielo y vierte la bebida.
Coloca una cereza en cada vaso y, si deseas, añade un twist de cáscara de naranja para realzar el aroma cítrico.
Disfruta inmediatamente para aprovechar su frescura y efervescencia.
Si quieres darle un toque más sofisticado, puedes agregar un chorrito de jugo de limón para equilibrar la dulzura o espolvorear un poco de canela en la superficie para un contraste aromático.